ARQUITECTURA DEPORTIVA

Desde los arcaicos juegos funerarios, el deporte surge como necesidad de expresión capital y trascendente del ser humano. Y en estas manifestaciones del culto-deporte, el desenlace agónico fue y será siempre el mismo, la confrontación deportiva, plagada de acciones tensas y pasiones encontradas.

En toda la historia, la arquitectura, indisolublemente integrada con la ingeniería, ha mantenido el objetivo de proporcionar los lugares adecuados para desarrollar las actividades que la condición humana requiere. Así, por supuesto, debe atender características ambientales, espaciales, constructivas y de significado.

De ambas fuentes derivó la Arquitectura Deportiva, directamente ligada a la evolución del deporte como tal, que cuando logra un grado importante de arraigo social, genera explícitamente la necesidad de diseñar y construir escenarios aptos para practicar las disciplinas más populares. Cada especialidad involucrada en este tipo de obras, cumple un cometido específico que busca dar respuesta a requisitorias de índole físico, funcional y social.

 

La aspiración de vida sana y la presencia cada vez más perceptible del deporte en la sociedad, da lugar a la necesidad doméstica de alojar una serie de espacios deportivos capaces de dar cabida a las expresiones lúdicas y absorber las demandas de esparcimiento de ciudadanos de todas las edades y condiciones socio-económicas.

En la actualidad, y con cierta profusión, las actividades deportivas están dando origen a multiplicidad de instalaciones públicas y privadas destinadas a su práctica y disfrute, muchas de ellas directamente relacionadas con la creciente profesionalización de antiguas disciplinas o a la difusión masiva de los deportes emergentes, gracias a la cercanía que impulsa la televisación y las nuevas tecnologías de comunicación digital.

 

La palabra estadio proviene del término griego "stadion", literalmente "lugar donde está la gente". Por lo tanto, se entiende que un estadio, grande o chico, puede llegar a influir de manera importante en la vida de toda comunidad.

Fundamentalmente, es una infraestructura para prácticas deportivas, dotada de un campo de juego rodeado por graderías donde la multitud de espectadores (de pie o sentados) puede observar la confrontación deportiva o el acontecimiento cultural de turno. Al aire libre o techado, se usa como escenario reglamentario para desarrollar uno o más deportes, aunque también su uso puede extenderse a otros eventos masivos y albergar actividades paralelas no deportivas (festivales, conciertos o recitales).  

A primera vista, la imagen de un estadio se muestra como una obra definida con absoluta nitidez. Aparece desde lejos e impacta, ya que su presencia nunca es indiferente.

Los estadios tienen una dimensión urbana relativamente agresiva, debido a su gran escala. Son poderosas manifestaciones constructivas, formales y funcionales que, sumadas a importantes inversiones y a las convocatorias sucesivas, traen progreso y diversión constante.

Una apropiada administración y el atractivo que genere el buen desempeño de los deportistas, fomentarán el mayor aprovechamiento de la infraestructura instalada.

Normalmente, los estadios vienen acompañados de sectores de servicios y áreas complementarias que sirven de apoyo a la pista principal, facilitando la transición dimensional hacia la escala del entorno barrial.

El proyecto de este tipo de edificios dentro de las tramas consolidadas, implica cumplir un sinnúmero de requisitos del emplazamiento. Los límites en el ámbito de actuación, en los usos y en las características propias de un emprendimiento deportivo, condicionan y orientan su propia disposición. Ello suele conducir indirectamente a una regular formalización, ajustada a Código y sin grandes estridencias, tendiente a resolver su funcionamiento básico. Además, cuando deben cerrarse y techarse, este tipo de instalaciones pueden ser oscuras, porque hay limitados mecanismos mantener luz natural o resolver iluminación artificial.

Todo proyecto deportivo implica el desafío de explorar alternativas a las rígidas e ineludibles exigencias de las reglamentaciones deportivas, alejándose de la presión que la estandarización promueve en este tipo de obras. Empleando técnicas innovadoras o las resoluciones más tradicionales, los diseños tendrán estéticas que servirán de inspiración y/o de experiencia para más de un proyecto futuro.

 

Y tras la ejecución de cualquier estadio, vendrán las grandes y pequeñas historias personales. La mano de los albañiles dará paso a las competencias y torneos, a los entrenamientos y entretenimientos, a un rato de relax en la piscina, al anónimo campeonato escolar o a las grandes tardes de fútbol profesional... En definitiva, la imagen de su arquitectura será absorbida por miles de formas y colores que tendrán los encuentros deportivos que, al fin y al cabo, han sido, son y serán un reflejo de los valores que adopta la sociedad en cada período de su historia.

Ing. Víctor Guillermo Soria